lunes, 2 de noviembre de 2009

18 meses y contando

Hoy cumple Javier 18 meses y ha decidido celebrarlo dando un recital desde las 6:30 de la mañana. Y es que desde que volvimos ayer de Madrid está que sólo quiere estar de pie y andando. O puede que eche de menos a su primo Pablo; o a Lola, la perra de su tía Ara a la que casi pega un par de bocados.

Un fin de semana bastante completo el que hemos tenido. El viernes recogimos al peque de su fiesta de Halloween y salimos pitando para llegar a las 8:00, justitos, justitos a la consulta de Campos. Estuvo mirando los últimos EEG y la resonancia y vio todo normal. A Javier también lo vio muy bien, aunque el enano se había desatado después de 3 horas en coche y estaba tan nervioso y hacía tanto ruido que apenas podíamos oír al doctor. Lógicamente Campos nos dijo que se le veía hiperexcitado y que hay que intentar controlarlo para que consiga centrarse más ya que de lo contrario tiene más complicado el aprendizaje. Vamos, básicamente lo mismo que nos dijo su fisioterapeuta.

Lo bueno es que nos dijo que la Vigabatrina puede potenciar esta hiperexcitación y nos ha dado una pauta de bajada. Es una pauta muy lenta. Desde ayer y durante dos meses reducimos 1/4 la dosis diaria. Durante otros dos meses bajamos 1/8 más y tras otros 2 meses bajaremos la dosis a la mitad de la actual... vamos, que hasta dentro de un año no lo eliminaremos por completo parece. Sólo espero que con la bajada Javier empiece a sentirse mejor.

En cualquier caso, el fin de semana ha estado bastante más conectado e interactivo. Cada vez se ríe más con nosotros y cada vez está más llorón y protestón. Es cómo si acabara de entrar en la fase del bebé de 6 o 7 meses que se da cuenta de lo que quiere y de lo que le molesta. Hubo un detalle el sábado bastante curioso; estábamos jugando en el salón de mis cuñados después del baño cuando se abrió la puerta de entrada y entró Pablo con sus padres. Javier se quedó quieto mirando de dónde venía el ruido de las llaves al abrir la puerta y, cuando vio a su primo, en lugar de reirse y gatear hacia él como esperábamos, se puso a llorar y empezó a gatear hacia nosotros entre llantos. Es algo muy raro para un niño de 18 meses, pero creo que es una reacción más o menos normal en un bebé de 7-8 meses.

Y ahí estamos, disfrutando como tontos con las tonterías que le hacen gracia y aguantando sus rabietas cuando se cansa de estar sentado o cuando lo metemos en la cama. Y esperando que consolide estos pasitos que va dando para que le sirvan de apoyo a nuevos logros.



No hay comentarios:

Publicar un comentario