martes, 25 de enero de 2011

Dos años sin crisis

Hace dos años que Javier no tiene crisis y cuando echo la vista atrás e intento recordar los meses de octubre 08 a enero 09 me parece todo difuso e irreal. Casi tengo que suponer que fueron los peores días de mi vida, porque lo cierto es que no los recuerdo como tal. Me queda más bien un recuerdo de búsqueda y de esperanza. De búsqueda de una solución, de una medicina que controlara las crisis y de una esperanza casi absoluta de que se acabarían pronto y que todo volvería a ser como tocaba, tarde o temprano.

He estado revisando lo que escribí en el blog hace casi un año, de hecho he revisado un poco la tendencia de este blog y me he dado cuenta de que he ido pasando de hablar de lo que le pasa a Javier a hablar de lo que me pasa a mi. Supongo que tiene que ver con el cambio de perspectiva con el que afronto la situación. Hace un año confiaba en que hoy Javier no tomaría medicación y habría comenzado a hablar. La realidad es bastante distinta; no sólo no ha dejado la medicación antiepiléptica, si no que ha empezado a tomar medicación para la conducta y no veo muy probable que se elimine a corto plazo. Y tampoco dice "papá" ni "mamá".

Es cierto que hay cosas positivas como el que apenas le queda un mes de seguir tomando vigabatrina y su intención comunicativa es evidente y es probable que empiece a hablar en 5 ó 6 meses. Pero desde luego no es el escenario que tenía en la cabeza hace un año. Supongo que estoy empezando a aceptar lo que nos ha tocado. No es que pierda la esperanza, pero sí que voy reduciendo mis expectativas.

En cualquier caso sigo dando gracias porque hace dos años tuvimos una suerte con la que sueñan todos los días muchos padres. Con lo que sé hoy todavía valoro más lo que tenemos y lo que Javier nos ofrece todos los días. Y seguiré esforzándome para que dentro de un año tenga muchas más cosas que contar en el blog. Cosas sobre Javier, que ya os debe estar aburriendo tanto rollo ;-)

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