jueves, 9 de febrero de 2012

3 años sin crisis

3 años desde la última crisis. Parece todo tan lejano, parece todo tan extraño, que me cuesta recordar que hace 3 años y un mes estábamos rezando cada noche porque los espasmos pararan. Pero alguien ahí arriba nos escuchó y los espasmos pararon. Y, aunque durante mucho tiempo seguía vigilando de reojo la posibilidad de que volviera el monstruo de la epilepsia, la realidad es que no volvió. Y parece improbable que vuelva.

Y Javier sigue su camino y últimamente ha cambiado la tendencia. Si en diciembre sólo veía el problema de atención, ahora veo una mayor capacidad de comunicación, mayor intención y mucho mejor interacción con nosotros. 

Las dos semanas de navidad que pasamos fuera de casa, especialmente la primera en Granada, le sentaron muy bien a Javier. En Granada duerme mejor, atiende mejor y está más feliz en general. No es la primera vez que lo notamos y empiezo a pensar que hay algún tipo de agente "exógeno" como la diferencia de altura, el ambiente más seco o el aire más puro. Pero lo más probable es que se deba simplemente a que le viene bien el cambio de aires, estar más tiempo con sus padres, sus abuelos, primos... 

Donde más se ha notado el avance es en el lenguaje. Antes de Navidad apenas utilizaba una vocal que no fuera la "a" y no salía de las consonantes "p", "f" o "m". Tampoco era capaz de mezclar dos consonantes o dos vocales diferentes en una palabra. Así "jirafa" era "fafafa" y "patata" era "tatata". Ahora está empezando a cogerle el truco a mezclar sonidos y además le encanta que le entiendas, lo que le motiva a seguir. Ahora es capaz de decir de modo casi inteligible cosas como "agua", "Ana", "pipí" y muchas otras menos inteligibles a primera vista pero que le sirven para comunicarse como "tateta" (galleta), "taticha" (salchicha), "toche" (coche), "abiba" (arriba), "ajaaar" (bajar), "teto" (cuento), "titar" (quitar), "fu-e-te" (fuente), "titina" (Cristina o piscina), "defí" (delfín)... y bastantes más que se incorporan poco a poco a su vocabulario. 

Y lo que es más importante; ha empezado a imitar sonidos, palabras y gestos de manera más frecuente.

Así que ahí está; en medio de uno de esos acelerones en su desarrollo que tiene cada cierto tiempo y que suponen un cambio radical en las sensaciones que nos deja cada día. Y es que no todos os podéis imaginar lo que significa para nosotros terminar el día recordando cómo se ha quedado Javier en la cama cantando la canción de "bajo el mar" de la Sirenita. Aunque en su caso se pareciera más a "tatooomaaaaa", "tatooomaaaa"...