jueves, 13 de junio de 2013

La importancia de llamarse TEA

En el último post hablaba de lo importante que se estaba volviendo empezar a tratar a Javier desde un punto de vista de conducta y comportamiento social. Pues bien, desde entonces hemos tenido novedades importantes en este sentido. Os resumo el proceso:

Poco después de escribir esas líneas nos tocaba revisión semestral con su neuropediatra de la seguridad social. Por casualidad su doctora no estaba y le sustituía el Dr Mulas, con el que ya habíamos coincidido y conocía el caso de Javier. En cuanto vio el comportamiento de Javier nos dijo que tenía trazos de TDAH (hiperactividad y déficit de atención) y de TEA (espectro autista) y que si no habíamos ido a ningún neuropsicólogo a que lo diagnosticaran. 2 años llevo pidiendo a los médicos que me dijeran qué hacer con el comportamiento de Javier. 2 años de retraso, no está mal...

El caso es que nos deriva a un centro especializado (Red Cénit), en el que realizan una evolución muy completa de Javier, apoyándose en tests con él y entrevistas con nosotros. Diagnóstico: Trastorno del Espectro Autista y retraso generalizado del desarrollo (como algo muy positivo del informe, parece que Javier tiene un nivel cognitivo bajo, pero dentro de la "normalidad")

Lo bueno de todo esto es que tenemos un diagnóstico que nos sirve para solicitar a la Generalitat una terapia específica que, afortunadamente, nos acaban de conceder. Esto significa que Javier tiene 10 horas al mes de terapia dedicada, al menos hasta que cumpla los 7 años. Y por ahora las sesiones le encantan y tienen una pinta genial

Pero de todo esto, que podíamos haber empezado cuando cumplió 3 años, nadie nos había dicho nada... Pero nunca es tarde, o eso dicen.  Ya os iré contando